Ribadeo va evolucionando como es normal con el transcurso del tiempo, sus rincones van sufriendo cambios que imponen los tiempos modernos, pero casi siempre quedan pequeños detalles que todavia los hacen reconocibles en los recuerdos que tenemos de la niñez.
Cuantos paseos casi obligado di con mis abuelos por la carretera del faro,por el cargadero, o por la montaña de mineral de la que ya no queda ni la sombra, eso en verano, en invierno los paseos se reducían al Jardín,los Garitos, la Atalaya,Obras Publicas o simplemente a callejear un poco por el pueblo.
en aquella época todo me parecía que estaba lejísimos, los paseos se me hacían interminables, hoy en dia a pesar del crecimiento y expansión de la villa todo queda a un tiro de piedra, lo que cambian las cosas desde el punto de vista de niño a adulto, lo que antes me resultaba aburrido, resulta que es lo que ahora me divierte, pasear y callejear sin rumbo recorriendo la villa viendo los cambios al mismo tiempo que intentas recordar como era en el pasado, y cuando llegas a alguno de esos bancos de piedra que aun están como mudos testigos de los acontecimientos, se me viene al paladar aquellas meriendas de pan y chocolate que me preparaba mi abuela y que me hacia comer sentadito y sin moverme del viejo banco ,sin moverse del banco, toda una tortura para un niño inquieto,menos mal que el pan con chocolate lo hacia mas llevadero.
Aquí estaba la montaña de mineral de hierro
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